La revista The Strad
hace una labor de difusión y apoyo a los músicos que es conocida por
muchos. Entre sus múltiples artículos hemos encontrado una serie muy
interesante titulada Conquering performance nerves. En cada uno de estos artículos se da solución a distintos problemas que surgen a raíz del miedo escénico, y con los que los músicos lidiamos casi a diario.
Escrito por: Brian Hodges y Diana Allan
Traducido por: Teresa González Portillo (Gran Pausa)
El problema: Empezar bien y mantener el tempo
Lo que sucede con nuestros cerebros y, por lo tanto, nuestra
percepción en el escenario, es un fenómeno fascinante. Podemos estudiar
tan despacio como nos gustaría en nuestra habitación, sintiéndonos
seguros y manteniendo el control. Sin embargo, y en el momento en que
pongamos el arco a la cuerda en una situación de estrés, podemos tirar todo por la ventana.
Es importante comprender que tienes control
sobre cómo establecer tu tempo y cómo sentirte en el escenario. A pesar
de que tu corazón puede estar acelerado como el de una liebre, es
posible encontrar un lugar donde centrarse y comenzar correctamente, lo
que tendrá implicaciones positivas para el resto de la interpretación.
Las soluciones
El primer paso es tomarse un tiempo antes de comenzar.
Muchos músicos, tan pronto como saludan y toman su lugar en el
escenario (de pie o sentados), inmediatamente tocan antes de estar
realmente 100% listos. Puede existir la percepción de que el público se
impacientará si el intérprete tarda demasiado en situarse, lo cual, por
supuesto, no es cierto. Solo parece mucho tiempo para ti. El público esperará pacientemente. Quieren una actuación fantástica y si toma un minuto extra mientras te concentras, que así sea.
Una vez que encuentres tu lugar en el escenario, tómate un momento para respirar profundamente, cierra los ojos si es necesario. Canta la música en tu cabeza, solo algunos compases a un ritmo en que te sientas seguro y cómodo. Si realmente te sientes nervioso, toma el tempo más lento
de lo que habías planeado. Lo más probable es que la combinación de tu
adrenalina, nervios y emoción hará que lo sientas más rápido de todos
modos, por lo que al tomar un tempo más deliberado dividirás la
diferencia.
Si hay otro músico involucrado, discute de antemano cómo vas a comenzar. Construye lugares en la música para reagruparse,
por así decirlo, si el tempo se pone demasiado rápido. Si generalmente
comienzas bien, pero eres propenso a apresurarte, conscientemente haz tus movimientos y gestos más grandes. Por ejemplo: usa más arco, haz movimientos de brazo más grandes, lo que sea necesario para evitar tensarse y cansarse.
La
clave es saber que está bien tomarse un tiempo antes, y comenzar a
buscar tu lugar interno, donde te sientes cómodo y controlado.
Puede llevar un tiempo acostumbrarse en las actuaciones, pero la
sensación que obtienes cuando actúas desde una posición de fuerza y
seguridad vale la pena.
Violista, licenciada en Comunicación Audiovisual y con un Máster en
Investigación (Premio al mejor expediente). Actualmente, profesora
interina en el CPM Muñoz Molleda. Me encanta poder unir mis dos mundos a
través de Gran Pausa, y así poder ayudar a otros músicos que, como yo,
se hacen nuevas preguntas cada día.
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